lunes, 15 de septiembre de 2008





(…)
Entonces el hombre decidió construir un edificio gigante para alcanzar el Cielo.
Dios le animó, e incluso le echó una mano ayudando a transportar encofrados, ladrillos y otros materiales.

Pero cuando la obra estuvo terminada, Dios inventó el cansancio de piernas y la taquicardia. Subir hasta las últimas plantas del edificio se convirtió en una tortura.

El hombre replicó creando los ascensores, la tracción eléctrica, el reflex y las drogas euforizantes.

Entonces Dios se sacó de la manga los cortocircuitos, los apagones y, en un ataque de histeria, los prospectos médicos incomprensibles, los controles antidopaje, el Baby boom y los centros comerciales.

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